"¿Realmente sabes qué hay detrás de la cuota que ves hoy?"
Comprar vivienda no es sólo comparar números en una calculadora: es un compromiso a 15 o 20 años que puede cambiar con la inflación, tu salario y hasta la política de subsidios. Antes de entusiasmarte con la tasa más baja, pregúntate:
- Pesos vs. UVR: ¿Toleras que la cuota suba si la inflación se dispara? El crédito en UVR suele arrancar con intereses más bajos, pero cada punto de IPC hace crecer saldo y pagos – en pesos la cuota se mantiene fija, aunque arranques pagando más.
- Capacidad real de endeudamiento: ¿La cuota mensual quedará por debajo del 30 % de tus ingresos netos? Haz cuentas con todos tus préstamos; una décima extra de tasa parece mínima hasta que la proyectas a 240 cuotas.
- Seguros y costos ocultos: Vida, incendio, avalúo, escrituración… ¿Sabes cuánto suman? Esa "oferta" de tasa puede encarecerse por pólizas obligatorias o comisiones de desembolso.
- VIS o No VIS: Si el inmueble es VIS podrías acceder a subsidios y a cuotas iniciales menores; si es No VIS, olvida los apoyos estatales y asegúrate de tener al menos 30 % de enganche.
Tres claves antes de firmar
- Simula distintos escenarios: Cambia plazo, tipo de tasa y proyección de inflación. ¿Seguirías cómodo si el IPC sube 3 puntos?
- Lee cada cláusula de prepago y conversión: Podrías querer pasar de UVR a pesos (o refinanciar) cuando el mercado cambie.
- Compara al menos tres bancos con los mismos parámetros: Una diferencia de 0,5% en la tasa de interés se traduce en millones de pesos a lo largo del crédito.